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Los pediatras y epidemiólogos están haciendo sonar la alarma. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la incidencia de diabetes tipo 2 en niños y adolescentes está aumentando. De hecho, el número de personas menores de 20 años que viven con diabetes tipo 2 creció un 95 % entre 2001 y 2017.

La diabetes tipo 2 es un trastorno metabólico. Implica que su insulina no pueda funcionar tan eficientemente (resistencia a la insulina) y que su cuerpo pierda la capacidad de producir suficiente insulina. La insulina es la hormona que nos permite convertir los alimentos que ingerimos en energía para nuestras células.

La diabetes tipo 2 es también la forma más común de diabetes en cualquier grupo de edad. Debido al dramático aumento de diagnósticos de diabetes tipo 2 en niños, es posible que se pregunte si su propio hijo está en riesgo. Obtenga más información sobre los síntomas de la diabetes tipo 2 infantil.

Signos de diabetes tipo 2 en niños

Hace algunas décadas, los médicos se referían a la diabetes tipo 2 como diabetes del adulto. Eso es porque rara vez diagnostican a los niños con esta afección. En los últimos años, eso ha cambiado.

A diferencia de la diabetes tipo 1, que es una enfermedad autoinmune, la diabetes tipo 2 es una afección que tiene fuertes vínculos con el estilo de vida. Es mucho más probable que la desarrolle si es sedentario y tiene sobrepeso. También tiene un componente genético, por lo que si alguien en la familia tiene diabetes tipo 2, el riesgo de tenerla es mayor.

A pesar de las diferencias entre la diabetes tipo 1 y tipo 2, los síntomas de las dos enfermedades son bastante similares. Algunos de los síntomas de la diabetes tipo 2 en los niños incluyen:

• Sed excesiva
• Aumento de la micción
• Fatiga
• Aumento o pérdida de peso
• Visión borrosa
• Infecciones frecuentes

Algunos niños también desarrollan parches de piel oscura y engrosada en la parte posterior del cuello o en las axilas llamadas acantosis nigricans.

Si nota estos síntomas en su hijo, haga una cita para ver al pediatra de su hijo lo antes posible. Pueden hacer pruebas de diabetes.

¿Cuáles son los factores de riesgo de la diabetes tipo 2 en los niños?

Hay varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de que su hijo desarrolle diabetes tipo 2. Según los CDC, esos factores de riesgo incluyen:

• Tener sobrepeso, especialmente llevar peso extra alrededor del área del vientre
• Falta de ejercicio físico regular
• Antecedentes familiares de diabetes tipo 2
• Una madre que tuvo diabetes gestacional durante el embarazo
• Ser afroamericano, nativo americano, asiático americano, isleño del Pacífico o hispano/latino
• Tener otros problemas médicos relacionados con la resistencia a la insulina

Si su hijo tiene alguno de estos factores de riesgo, hable con su pediatra. Su médico puede controlar el nivel de azúcar en la sangre de su hijo durante su examen físico anual.

¿Cuáles son los primeros signos de la diabetes tipo 2 en los niños?

No siempre es fácil detectar los primeros signos de diabetes tipo 2 en los niños. Pero conocer los factores de riesgo y los síntomas de la diabetes tipo 2 puede ayudar. Algunos de los síntomas incluyen:

• Aumento de peso
• Aumento de sed
• Aumento de micción
• Fatiga
• Visión borrosa

Si nota que su hijo bebe pero no puede saciar su sed, o va al baño cada 15 minutos, probablemente sea hora de hablar con su pediatra. Si su hijo tiene la enfermedad, hay varias cosas que puede hacer para ayudar a tratarla. Aumentar el ejercicio físico y hacer cambios saludables en la dieta de su familia puede hacer que la enfermedad sea mucho más manejable.

¿Cómo diagnostican los médicos la diabetes tipo 2 en los niños?

Para diagnosticar la diabetes, el pediatra de su hijo utilizará pruebas especiales que analizan la cantidad de azúcar (glucosa) que circula en la sangre. Si su hijo tiene algún factor de riesgo para la diabetes tipo 2, su médico generalmente ordenará un control de glucosa en sangre durante el control anual de su hijo.

La prueba más común es la prueba aleatoria de glucosa en sangre, en la que el médico extrae una gota de sangre con una punción en el dedo. (Si su hijo necesita un análisis de sangre por otra razón, su pediatra puede ordenar una prueba de glucosa en sangre al azar como parte de eso). Una prueba de glucosa en sangre al azar le dice al médico cuánta azúcar está circulando en la sangre en ese momento.

Si la prueba aleatoria de glucosa en sangre supera los 200 miligramos por decilitro (mg/dL), generalmente indica diabetes. Si las medidas de HbA1C son del 6,5 % o más, eso también indica un diagnóstico de diabetes.

El médico también puede ordenar una prueba de HbA1C. Esta prueba le da al médico un promedio de los niveles de azúcar en la sangre de su hijo durante un periodo de tres meses.

Si su médico sospecha diabetes tipo 2 después de estas medidas iniciales, es probable que ordene más pruebas para su hijo. Estas pueden incluir una prueba de tolerancia a la glucosa. Con esta prueba, el médico le pedirá a su hijo que tome una bebida especial rica en glucosa y luego evaluará sus niveles de azúcar en la sangre.

También es posible que su médico repita una o más de estas pruebas. Esto puede ayudarle a hacer el diagnóstico correcto.

Vivir con diabetes tipo 2

La diabetes tipo 2 requiere un control de por vida. Esa es la mala noticia. La buena noticia es que hacer cambios específicos en su estilo de vida puede hacer que sea mucho más fácil de manejar.

Hable con su médico sobre cómo aumentar la actividad física y hacerla divertida para toda la familia. Trate de hacer de 30 a 60 minutos de actividad moderada cada día. Pueden jugar un juego familiar de perseguirse en el patio trasero, organizar una fiesta de baile antes de la cena o dar largos paseos juntos. Trate de hacer de 30 a 60 minutos de actividad moderada cada día.

También puede preguntarle a su pediatra sobre los cambios saludables en la dieta que puede hacer para mantener bajo control el nivel de azúcar en la sangre de su hijo. Esto incluye agregar más vegetales enteros a las comidas, vigilar el tamaño de las porciones y reemplazar los refrescos y jugos azucarados con agua.

Estos cambios positivos pueden beneficiar a su hijo y a toda su familia.